Estructura digna
incapaz de sostener el viento,
humana construcción inexplorada,
razón de ser, de existir,
banalmente.
Amplia y decidida intervención
hondamente intuida a través del ojo,
cercana lejanía de frío perfil,
de apariencia cristalina y deseo universal.
Eco siniestro repetido,
espejo inmaculado
de sombras desiguales.
Verdad contenida que difumina los perfiles,
veneración del agua más allá de los limites.
Coloración sin término,
acceso a la luz del sentimiento,
al frío desvestir de cuerpo metálico,
de estructura lineal.
Siempre igual a si misma.
Luz y armonía,
desnudez y limpieza,
placidez,
y sereno encuentro.
Arquitectura singular combatiente del mundo,
Destino marino entre nubes blancas.
Cerrado sueño donde interviene el tiempo.
Lapso de fuegos bajo un cielo azul imprevisible.
Exterior brillante rodeado de un abismo verde.
Atados entre sí,
los edificios hablan y bromean
de proporciones y medidas, de espacios y de situaciones.
Luchadores de tierra, sin que importe el color.
Humildad de forma,
cerrado hueco.
Mirada lejana
y vientre de plomo.
La tarde se endurece como si fuera una mañana,
no cabe en sí de gozo y de delirio.
A su vista, el espectador
se atasca a cada paso
gritando su soledad en mil colores calientes
de nubes irreales.
Te observo detenidamente
y apenas puedo verte.
Tus rojos de acero
se adueñan del espacio transparente;
me hablan de voces soñadas ,
vividas,
en el interior del edificio.
Espacios insinuados
y cortes verticales,
negros,
azules,
….y esa especie de árbol incipiente
sobre un cielo blanco.
Como un bello dibujo japonés.
Eco de triángulo inestable,
reflejo de mar en el centro del aire.
Nubes aparcadas,
y dominio de azules
entre un viento distante y montañas huecas.
Estimo la soledad del banco
cansado de armar el vacío.
Del asiento de obligado al paciente observador.
Del feroz paramento lineal
que parte en dos la escena.
Escena de cuadro teatral
de frío impulso centrado.
Espacio que ordena una mente glacial.
Rostro de reflejos grises, azules, negros,
plateados.
Piel del manto del edificio lunar
desaparecido.
Inmune rastro de palabras y cuerpo para disimular.
Y al mismo tiempo,
agua,
agua congelada en el instante exacto,
en el reto cantado de la transparencia
y el sublime reposo de lo natural.
Árbol que centra y desanima
que no deja penetrar la voz y si el aire.
Que dibuja entrañas minerales, en el sórdido espacio,
de la reconvertida tarde
noche. (Luz espectral.)
Que espera vigilante el paso de los locos divertidos,
de los canallas callados
que han cubierto de ceniza
el amplio acceso del gran patio.
Simultáneamente,
los ecos del espacio graban palabras en sus huecos
de vértices robustos,
en su áspera rudeza de arquitectura pura.
Viento más quieto que la muerte
ausente en el instante de recibir la luz.
Espacio abierto, confundido con un cielo limpio y marginal.
Audaz desgaste de las líneas negras,
ocres,
coloradas,
vertiginosas huellas,
hachazos de sombra sobre el tapiz modular,
sobre el espejo cruel del paño inservible.
Escalera ingrávida en su servicio de ser,
de resolver enigmas
y cajas de coca cola.
Veo veo.
Un espacio que dibuja rostros de aluminio,
bocas cálidas de rojos suaves rojos,
miradas de guasa y cielos color carne.
Veo
un catafalco verde
y arboles cercanos que dibujan cabellos rebeldes.
Cabellos y sonrisas que insinúan
certezas limpias,
ojos de pescado
y risas de ficción.
Es cierto que todo cuanto miro me parece igual,
que cada vez quiero ver algo diferente,
y esto lo parece.
Su brutal aspecto, su disconforme eco,
su argucia de héroe clandestino,
y un cierto aire de teatro griego.
Escenario de líneas negras sobre fondo blanco.
Sobrevive oscuro, más que eso, negro,
con los destellos que surgen en su
apariencia de espectro luminoso.
Me llama la atención, su luz de tramoya,
proclive a vivir
el drama de la existencia humana.
Luz y armonía,
desnudez y limpieza,
placidez,
y sereno encuentro.
Eje de sombras irreales,
vértigo de decisiones.
Cuchillos que irradian armonía.
Simplicidad,
inteligencia articulada,
insigne hacedor de espacios;
para habitar,
para mirar más allá de ellos.
Ojo de metálico azul.
Barandilla que no lleva a ninguna parte,
gira sobre sí misma, sobre el párpado
del ojo.
Que no contiene una mirada, y sí
otras disyuntivas.
Espacio de planos contrapuestos,
Estructuras frías
y transparencias claras;
como líquidos atravesados
por la fría luz de la mañana.
Oscuridad = a muerte.
Espacio aparente de habitar.
De dureza tan extraña
que hace parecer inconcebible
la vida.
El gran patio
rojea su piel desnuda
de sombras ocupada,
sueño violado desde el interior
que mata
cualquier esperanza de designio claro.
Cielo límpido
inmaculado,
silencioso,
como silencioso está todo.
Espacio, parece
inhabitado, de difícil acceso.
Truncada arquitectura
y mentira evidente.
No hay falsedad,
sólo artificio.